Desde hace varios años, las grandes empresas automovilísticas están trabajando en sistemas de conducción autónoma de vehículos. Si bien es Tesla la compañía que más atención recibe por su Autopilot, marcas como Ford, Volvo o Mercedes están trabajando intensamente en crear sus propios coches autónomos. La noticia surge esta semana porque el responsable de seguridad activa y sistemas de asistencia al conductor de Mercedes-Benz, Cristoph Von Hugo, declaró a la revista americana Car and Driver que sus coches salvarán la vida de los pasajeros antes que la de los peatones.
«Si sabes que puedes salvar al menos una persona, sálvala. Salva a la que va en el coche. Si todo lo que sabes a ciencia cierta es que solo se puede prevenir una muerte, entonces esa es tu principal prioridad» ha declarado Von Hugo. Lo que quieren evitar desde la marca de la estrella es que se produzcan volantazos o giros bruscos que acaben en siniestro al evitar un peatón. Aún así, para quitarle hierro al asunto han dicho que «esta cuestión ética no es tan relevante como la gente cree en la actualidad. Estos casos excepcionales se tendrán lugar en muy pocas ocasiones».
A pesar de ello, desde Mercedes-Benz creen que los coches autónomos ayudarán a reducir el número de muertos en las carreteras. El mismo responsable de desarrollo de esta tecnología no duda en afirmar que «por regla general, la conducción automática será mucho mejor que la conducción manual”.
Al respecto de la posible muerte de los peatones, Cristoph Von Hugo ha admitido que “no se clasificarán a las personas por el tamaño, la edad o su aspecto. El daño material siempre precederá al daño personal”. Además, ha añadido que «el fabricante siempre es responsable» de los problemas que puedan surgir de la utilización de los vehículos autónomos en unos años.
Este dilema moral que deberá realizar al instante el algoritmo que controla al vehículo ya se expuso a mediados del siglo XX con el denominado dilema del tranvía en el que se propone la idea de salvar a varias personas a cambio de la vida de una sola y versa, más o menos así:
Un tranvía corre fuera de control por una vía. En su camino se hallan cinco personas atadas a la vía por un filósofo malvado. Afortunadamente, es posible accionar un botón que encaminará al tranvía por una vía diferente, por desgracia, hay otra persona atada a ésta. ¿Debería pulsarse el botón?
Toda una disyuntiva la que tienen montada en Mercedes (y el resto de las compañías) con la conducción autónoma. ¿Es posible dejar a una máquina todas las variables que entraña conducir? ¿Será cierto, como dice Von Hugo, que los coches automáticos reducirán el número de muertos en accidentes de tráfico? Como suelen decir los anglosajones what a time to be alive. Lo descubriremos en los próximos años.